El proyecto Pier One Sydney Harbour presenta un enfoque artístico y altamente personalizado de la iluminación, combinando la arquitectura clásica de interiores con las modernas técnicas de iluminación.
Pier One se sitúa en un antiguo muelle construido originalmente en 1912. La ubicación ofrece unas vistas espectaculares sobre el puerto de Sydney. Electrolight fue el encargado de realizar un diseño de iluminación capaz de satisfacer las exigencias tanto de los arquitectos cuanto del cliente ofreciendo una interpretación moderna de un hotel informal a orillas del mar, con un toque de elegancia y nostalgia.
Durante las horas diurnas, los cristales que envuelven el hotel y los reflejos del puerto proporcionan abundante luz natural. Para mantener un buen nivel de iluminación, se requería un atento enfoque a la luminosidad de la superficie. Después del crepúsculo, la luz debía sabiamente interpretar el entorno caracterizado por una mezcla de madera cálida, acabados de metales brutos y estructuras patrimoniales apreciables. El reto era crear un esquema de iluminación adecuado tanto para el día como para la noche haciendo resaltar los nuevos interiores y las estructuras originales e introduciendo la luz artísticamente, sin condiciones forzosas ni contraposiciones.
Una mezcla de temperaturas de color, intensidad luminosa y ocultamiento de las fuentes luminosas da vida a la ambientación y es el sello distintivo del diseño. Las copas encima de la barra y retroiluminadas proporcionan un brillo sutil mientras que los apliques en latón capturan la calidez de la madera. Así, la iluminación parece habitar dentro del tejido estructural del salón, volviendo fascinantes los elementos que hacen único este espacio.
Apliques de alto nivel combinados con los proyectores para carril Yori de Reggiani iluminan la estructura del techo, las paredes de madera y los asientos del restaurante y del bar.
Sin embargo faltaba algo. El alto espacio por encima de la barra requería un accesorio que reflejara el tema náutico del muelle y su historia. Electrolight lanzó la idea de una escultura luminosa, inspirada en la forma orgánica y en el movimiento de las criaturas del océano y en la forma en que los yates modernos replican estos mismos movimientos. El trabajo encargado, llamado ‘Squelette’, fue conceptualizado y detallado por el equipo de Electrolight en Sydney.
El diseño detallado fue todo un proceso, con más de 300 partes que debían montarse directamente en el lugar de instalación y con cada componente suspendido que utiliza la fuerza de gravedad para mantener su forma prevista.